Dos mundos

Unos meses antes de comenzar con DAV3 me pregunté qué quería hacer realmente para el proyecto final de la carrera. A pesar de ser un ilustrador, a la hora de conversar me considero más versado en el mundo del cine que en el del lápiz. Si bien mi pasión es dibujar, mi otra pasión son las historias, por lo que me encanta guionar, escuchar las maquinaciones creadas por amigos y compañeros y charlar de estos cuentos que flotan inciertamente aún con todos sus personajes en el aire.
Es por esta razón que, tirando ambas cosas a una licuadora, decidí hacer mi aproximamiento al relato de mi proyecto a partir de la realización de imágenes ilustrativas, cuya intención no es la de representar ideas, personajes, lugares, hechos ni estilos definitivos, sino más bien es la de evocar las sensaciones que me interesaría plasmar respectivamente en cada caso, sea cual sea el proyecto por el que me termine decantando.

1 - El mundo lejano




Una de mis historias busca vagar por tierras magníficas e irreales. No sé que hay acá, si una gran aventura de características imposibles o un modesto regreso a casa. Por alguna razón pienso en la figura de un personaje, sea quien sea, acompañado de la gratificante pero silente presencia de un animal que le haga compañía camino a esos lugares que parecen inalcanzables.

2 - El mundo no tan lejano



Mi otra idea reside a solo unas cinco horas de viaje desde Capital. Es Villa Gesell fuera de temporada, una época en la que me fascina ir para caminar por la rambla en un día de cielo plomizo o para ir a algún barcito que permanezca abierto y observar a los lugareños haciendo sus cosas sin percatarse demasiado de que los dibujo. Una piba, quizás algunos de sus amigos también, suelen dar vueltas a horas de la siesta buscando su historia acá. Gente que crece, vive y envejece en una ciudad relativamente vacía por gran parte del año con el arrullo del mar como parte de su paisaje cotidiano.

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